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Presentación del Presidente

Prólogo

“Escribir es una realización individual, materialización única de la personalidad que deja transparentar sin duda los aspectos más íntimos del psiquismo humano, aquello que los psicólogos buscan en las palabras o en los sueños y que los grafólogos dicen encontrar en el análisis del grafismo.”1

“Las neurociencias, justo con la investigación de estos últimos años sobre los estados emocionales, ofrecen una oportunidad muy interesante para explicar y comprender los significados del lenguaje escrito.”2

Me acerque hace años a la Psicología de la Escritura, casualmente y con escepticismo, y gradualmente he descubierto un mundo nuevo que nunca deja de maravillarme.

Este libro nace de los estudios de profundización emprendidos después de conseguir el diploma de perito grafico por el Istituto di Indagini Psicologiche di Milano y del constante confronto con mis profesores y con mis estudiantes.

La meta de este trabajo es releer la obra de Marco Marchesan, el último en orden cronológico de los fundadores, estudiosos de la escritura trazada a mano.

Me puse tres ambiciosos objetivos: 1) actualizar el lenguaje de sus estudios sobre la Psicología de la Escritura comenzados entorno a 1934, 2) releer el sistema Marchesan a la luz de las recientes investigaciones en el ámbito de las neurociencias, que indirectamente validan muchas de sus intuiciones (quiero avalarlo todo con citas puntuales de referencias bibliográficas), 3) facilitar la aplicación y la difusión de un precioso instrumento de autoconocimiento y de análisis comportamental, hasta ahora tesoro de pocos.

El acceso a la escuela, por el fundada en 1947 y ahora dirigida por su hijo Rolando, afiliada al ISHP – International Society of Handwriting Psychology, ha sido siempre reservada para laureados y por sus bancos han pasado médicos, psicólogos, psiquiatras, neurólogos, criminólogos, abogados, educadores, formadores, enseñantes, orientadores, operadores de los recursos humanos, directivos, etc.

Muchas veces, en el curso de la redacción, he sentido como una mano gigante sobre mi espalda; ciertamente el control de Marco Marchesan, que si bien refleja el registro lingüístico del tiempo en el cual ha sido concebida, se transmite invariablemente la intuición central de su teoría, a pesar de todo válida y euristicamente fecunda gracias al nivel más sofisticado de investigación.

De la lectura de testos cardinales de la ciencia cognitiva, te quedas noqueado por tantas veces que repiten que no son su ocupación las emociones. En Estructuras de la Mente3 Howard Gardner enumera entre las cinco características de la ciencia cognitiva el hecho que desvaslorizan los factores afectivos y emocionales. En un libro pionero de 1968, Psicologia cognitivista4, Ulric Neisser dice que la disciplina no trata los factores dinámicos, como las emociones, que motivan el comportamiento.

Jerry Fodor, en La mente modulare5, un sabio que ha abierto el camino a la filosofia de las ciencias cognitivas, describe las emociones como aquellos estados mentales fuera del ámbito de la explicación cognitiva y Barbara von Eckardt en What is cognitive science?6 escribe que la mayor parte de los cognitivistas no creen que el estudio de las emociones entre dentro de su campo de competencias. Estos autores afirman en concordancia que los factores emotivos son aspectos importantes de la mente, pero confirman que las emociones no son parte de la propuesta cognitivista.

Los nuevos descubrimientos sobre la relación entre el pensamiento y las emociones han reforzado el fundamento científico del estudio de la inteligencia emocional, concepto introducido en la psicología científica en 1990 por Peter Salovey de la universidad de Yale y por John Mayer de la Universidad de New Hampshire y hoy llega al gran público con la divulgación del libro Inteligencia Emocional de Daniel Goleman.7

Marchesan hablo muy anticipadamente a su tiempo de la indivisible interacción entre inteligencia y emociones, fundamento que aparece en todos sus escritos tanto es así, que cada uno de los 226 signos de la escritura por él individualizados, describe la relativa proyección psicológica tanto en el área de las habilidades cognitivas como en el área de las facultades emocionales y volitivas.

“En la escritura los factores emotivoreactivos e intelectivos deben adaptarse a las ocasiones suministradas por el modelo caligráfico para sus expresiones y por ello no se encuentran contrapuestas la una con la otra, para lo cual salen dirigidas por el reflejo escribiente, sin cierta clausura, modificación, control y vía diciendo. De esa manera la manifestación en la escritura es completa e integral.”8

Y aún más: “En el campo de la psicología mi actividad ha sido vista con interés, no sólo entre los estudiosos, sino también entre los fundadores. Creo que se debe ver con mucho fundamento y objetividad en esta actitud del campo científico una motivación verdaderamente sustancial y digna de los hombres de ciencia, ver si el afrontar las pistas del sentimiento conduce a validar conquistas científicas.

Ciertamente el behaviorismo imperante en el campo de los psicólogos les impide el acceso a un mejor conocimiento de las emociones y de los empujes reactivos, obligándoles a limitarse a las cogniciones concernientes a la superficialidad del hombreo, que son las de su inteligencia y las de su voluntad. Permitiéndose de tal modo una cierta degustación, el conocimiento de la vida interior del individuo fue considerablemente descuidada.”9

Oportunamente las neurociencias hoy sostienen la necesidad de considerar seriamente las emociones. Los nuevos hallazgos científicos se aseguran que se busque aumentar la autoconciencia, de controlar más eficazmente nuestros sentimientos negativos, de conservar nuestro optimismo, de ser perseverantes frente a las frustraciones, de aumentar la capacidad empática, de cooperar y establecer relaciones con los otros, si prestamos más atención a la inteligencia emocional, podremos esperar un futuro más sereno.

Con admirable intuición Marchesan ha individualizado algunos de los mecanismos que presiden a la modulación de nuestras emociones, su importancia para fijar mejor los recuerdos, los diferentes pasos neuronales del miedo establecido por Joseph LeDoux10.

Existen muchas demostraciones empíricas de la validez del contenido de la disciplina, mientras, objetivamente, las pruebas científicas son todavía escasas. Pero cuando pido a sus detractores el explicarme el por qué, no obstante el modelo caligráfico siendo unisex e igual para todos, cada uno de nosotros tiene una escritura diferente al otro, la respuesta a esta pregunta son siempre menos convencionales que la propia cienticidad en la cual se basa.

Por tanto, antes de tirar por la borda todo, invito a estas personas a leer cuanto sigue, confiando que, como a mí, no dejen de pasarles cosas maravillosas.

Bibliografía:

1. G. Serratrice, M. Habib, Escritura y cerebro – Mecanismos neurofisiológicos. Ed. Masson. 1993- Introducción, p.1
2. S. Deragna, Grafologia e neuroscienze – Testo teorico di semeiotica grafologica morettiana, Ce.Di.S., Roma 2002, p. 15.
3. H. Gardner, Estructuras de la Mente, Ed. FEC.Colombia 2001
4. U. Neisser, Psicologia cognitivista, Martello-Giunti, Milano 1976.
5. J. Fodor, La mente modulare, Il Mulino, Bologna 1988.
6. B. v.Eckardt, What is cognitive science?, M.I.T. Press, Cambridge 1993.
7. D. Goleman, Inteligencia emocional. 
8. M. Marchesan, Psicologia della scrittura – Segni e tendenze con orientamento psicosomatico, (1961) Istituto di Indagini Psicologiche, Milano 1993, VI ediz. p. 98.
9. M. Marchesan, Il sistema psichico – tratto dalla Psicologia della Scrittura, Istituto di Indagini Psicologiche, Milano 1986, p. 6.
10. J. LeDoux, Il cervello motivo – Alle origini delle emozioni, Baldini Castoldi Dalai, Milano 2004, p. 292 e ss.